En 1985 nace la Universidad Kino para tener una labor educativa y social con la noble tarea de formar personas y profesionistas educados en los valores del humanismo contemporáneo que coadyuven en el desarrollo armónico del Estado de Sonora.
En la Universidad Kino estamos conscientes que nuestra sociedad no sólo requiere profesionales bien calificados, sino que incorporen también a su pensamiento y acción los valores de justicia, dignidad y libertad del ser humano. A 36 años de su fundación, nuestra Universidad consolida su oferta educativa con Preparatoria Universitaria Kino campus Hermosillo y campus Guaymas, catorce carreras; maestrías en, Desarrollo Humano y Organizacional y Cuidados Paliativos, además del programa Ejecutivo para adultos que quieren iniciar o terminar una carrera.
Formar profesionistas capaces de desarrollar conocimiento científico y tecnológico que responda a las necesidades de su entorno, a través de un modelo educativo que integre crecimiento académico y socioemocional, generando personas que incorporen a su pensamiento y acción los valores de la justicia, la dignidad y la libertad del ser humano.
Que en el año 2025, Universidad Kino sea reconocida como una institución líder en la formación integral de profesionistas altamente capacitados, competitivos y humanistas.
La labor de formación de Universidad Kino, será referente en la generación de propuestas de alta trascendencia, situándola como aliada estratégica en el mejoramiento de la calidad de vida.
El documento que se presenta es el primer paso para la cristalización de ese ambicioso proyecto social del Instituto Kino. Aquí se fundamenta y describe la concreción de una idea que dará pie a lo que, en el futuro próximo, se convertirá en una nueva Organización al servicio de la comunidad. Los atributos del Estado de Sonora se patentizan en las virtudes de su comunidad y en los inestimables recursos naturales y humanos de la región. Su pueblo laborioso, empeñado en promover el desarrollo integral del país, ha emprendido resueltamente las tareas que demanda el progreso material y espiritual de México. No obstante el tesonero esfuerzo de sus hijos, esta entidad federativa, abnegada para el trabajo creador de riqueza y bienestar, todavía enfrenta problemas complejos que inciden en su evolución económica, social y cultural.
La consideración de estos aspectos y el análisis de posibilidades reales para ofrecer servicios educativos adecuados a los requerimientos de la época, son bases de las cuales parte un grupo de personas representativas de distintos sectores sociales y productivos para proyectar la creación, financiamiento y dirección de una institución académica de nivel superior. Estas personas, animadas por su voluntad de servicio a la sociedad y organizadas en asociación civil, se proponen ejercer sus facultades ciudadanas al amparo de la Fracción II del artículo 3o. constitucional.
La nueva institución educativa realizará las funciones básicas que cumplen las universidades mexicanas. En esta perspectiva, su labor sumada a la de otras instituciones ya existentes, contribuirá a preservar la cultura universal y nacional, orientar el desarrollo de las ciencias y las artes y acrecentar el conocimiento tecnológico.
Tanto en la docencia como en la investigación científica y difusión cultural, prevalecerán los principios de independencia e identidad cultural del país, la justicia y la dignidad humana. Estos propósitos son congruentes con el reconocimiento de que la nueva universidad, por su adhesión irrestricta a los fundamentos del humanismo contemporáneo y por su finalidad de formar mejores hombres para la sociedad, no será una empresa generadora de utilidades.
Consecuentemente, los patrocinadores de su creación, renuncian al lucro y al beneficio personal. Las finalidades de esta institución encontrarán su cauce en el marco histórico-jurídico de la sociedad mexicana, una escrupulosa sujeción a la Constitución Política de la federación y a las leyes de la República, a la Constitución y leyes del Estado de Sonora, y una sabia interpretación de las que dicten el uso y la costumbre garantizarán el cumplimiento de los fines primordiales de esta universidad.
Sólo así, realizando los propósitos declarados en este Preámbulo, la institución podrá proyectarse en el futuro como una Universidad de institución que requieren la sociedad mexicana y la comunidad de Sonora. La universidad, como institución formadora, es una instancia educativa de nivel superior. Con ella culminan los sistemas educativos de todos los países. En su evolución histórica, la Universidad crea y propicia el desarrollo de ciencias y disciplinas que, organizadas en la investigación y la enseñanza, las integra en el proceso formativo de sus miembros.
En esto radica su naturaleza magistral y trascendente que permite constituir una comunidad de maestros y estudiantes cuya tarea prevaleciente consiste en descubrir la verdad científica y aplicar el conocimiento verdadero en la satisfacción de las necesidades humanas.
El significado de la Universidad no se agota en la relación de sus estructuras, ni en la enumeración de criterios normativos o de operación, como tampoco se reduce a la descripción de sus planes de enseñanza, de las carreras que imparte o de los fines que persigue. Tanto el señalamiento de sus componentes orgánicos como la descripción de sus proyectos académicos abarcan sólo una parte de su realidad. Para comprensión amplia de lo que esta institución representa, ha de tomarse en cuanto la labor de quienes la integren y dirijan; los valores, hábitos y disciplinas que en ella se cultiven; las metas que alcance y los objetivos que realice, como estructura fértil del conocimiento y como institución catalizadora de procesos sociales, culturales y científicos.
La Universidad ha de estar vinculada a la sociedad global y, de manera permanente, a aquella en cuyo seno nace y se desenvuelve. Una efectiva inserción de su ser y funcionamiento en la sociedad que la sustente, ha de ser condición esencial para la ejecución de las funciones básicas que le corresponden.
En la época actual, la existencia de las universidades es inseparable de su misión histórica. Somos testigos o actores de grandes sucesos que inciden directamente en nuestro género de vida. El desarrollo continuo de la ciencia, los inigualados logros de la tecnología y los cambios graduales o drásticos de la sociedad dan origen y sentido a crecientes necesidades materiales y espirituales.
Estos requerimientos exigen la disponibilidad permanente y progresiva tanto de nuevos conocimientos teóricos y prácticos que se descubren y transmiten, como de los hombres adecuadamente formados. En las instituciones de educación superior se preparan recursos humanos de alta calificación. En ella se seguirán formando profesionales, científicos y técnicos, que rescaten para sí y para su colectividad los atributos del ser humano liberado de egoísmos, dogmas y prejuicios.
La adecuación entre preparar suficientes recursos humanos y formar profesionales cualitativamente distintos de los que proporciona la enseñanza puramente tecnocrática, definirá a la Universidad en el horizonte amplio del humanismo contemporáneo, cuyo fundamento radica en la realización de fecundos valores científicos, sociales, políticos y artísticos.
La experiencia histórica demuestra que los contenidos de la educación dependen de las necesidades de cada sociedad y que sus orientaciones cambian con los ideales formativos de la época. Sin embargo, los principios trascendentales fundamentales del hombre son inmutables.
En estos conceptos se apoyará el funcionamiento de la nueva universidad; pues nuestra sociedad no requiere sólo de un creciente número de recursos humanos bien calificados, sino también de un nuevo tipo de hombre que incorpore a su pensamiento y acción los valores de la justicia, la dignidad y la libertad del ser humano.
Por ello, la nueva universidad, sobre la premisa de que los estudiantes llegarán a ella para prepararse en una profesión útil y necesaria, creará las condiciones requeridas para que su enseñanza, además de facilitar el dominio de la ciencia y tecnologías avanzadas, sea -ante todo- formadora y educadora en el más pleno sentido del término.
Con esta finalidad, el proceso educativo que en ella se desarrolle, será el campo de convergencia de la enseñanza y de la investigación científica para que su función difusora de la cultura y la ciencia tenga proyecciones trascendentes.
La vinculación de la docencia con la investigación es el camino fructuoso que permitirá lograr una auténtica formación de los estudiantes, formación en la que prevalecerán los valores humanos para que los miembros de la comunidad universitaria comprendan razones colectivas, ejerzan la crítica con probidad y tengan la convicción de que el saber adquirido no debe ser un instrumento de dominación social o política ni medio de explotación de la miseria y la ignorancia.
Los requerimientos educativos pertenecen a la colectividad, como se ha demostrado en el apartado 2 de este proyecto. Los reclama la sociedad para su cohesión y desarrollo y los cumple el hombre, como factor irremplazable de la evolución social.
Por ello, la Universidad en tanto que institución dinámica y transformadora ha de contemplar con el mismo interés el pasado, el presente y el futuro de la sociedad, para ser fiel a sus orígenes y consecuente con sus fines. Sólo así, en su desarrollo, los ciudadanos que acordamos crear y sostener una nueva universidad, aspiramos a materializar esa bella metáfora con que el Maestro Justo Sierra Caracterizaba a la Universidad afirmando que debe ser “fruto y raíz de nuestra cultura”, fruto de la experiencia histórica, de los logros y carencias del Estado de Sonora y también raíz que se nutrirá de la energía creadora y de las aspiraciones de nuestra sociedad.
La Universidad, definida en los principios del humanismo y orientada por los propósitos de servicio a la sociedad que la sustenta, aspira a cumplir los siguientes fines:
Para realizar los fines que anteceden, la Universidad se propone los siguientes objetivos generales.